lunes, 14 de diciembre de 2009

BIOGRAFIA FAUSTINO "EL TINO" ASPRILLA













FAUSTINO "EL TINO" ASPRILLA
Biografía [1] Faustino Hernán Asprilla Hinestroza nació el 10 de noviembre de 1969 en Tuluá (Valle del Cauca) y hasta los 18 años de edad jugó en la selección de Tuluá. En 1988 ingresó en el Deportivo Cúcuta, de la Primera División colombiana, y de allí pasó al Atlético Nacional de Medellín, con el que ganó el Campeonato de 1991. Despuntó internacionalmente en el Torneo Preolímpico de Asunción, en el que Colombia consiguió clasificarse para los Juegos Olímpicos de Barcelona (1992). Dos años después de su ingreso en el Nacional fue adquirido por el Parma, de la Serie A de la Liga italiana. Contribuyó decisivamente a que su nuevo club, modesto hasta su llegada, se convirtiera en uno de los grandes de Italia y Europa, y pudiera ganar la Recopa de Europa (1993), la Supercopa de Europa (1994) y la Copa de la UEFA (1995). Posteriormente jugó en el Newcastle (de la Premier League inglesa) pero, en enero de 1998, retornó al club italiano y su palmarés se vio incrementado con una Copa de Italia y una nueva Copa de la UEFA, ambos trofeos conquistados en 1999. Finalizada en Europa la temporada 1998-1999 fichó por el Palmeiras brasileño, equipo en el que permaneció hasta enero de 2001, cuando pasó a defender los colores del Fluminense, también en Brasil. Más tarde militó en el Atlante mexicano, de nuevo en el Nacional de Medellín, en el Universidad de Chile y en el Estudiantes de La Plata.
750) this.width=750" border=0>El mejor ‘cafetero’ de todos los tiempos. [2] Asprilla era uno de esos grandes jugadores de nuestra época; nuestra generación futbolera creció viendo sus goles en aquel gran Parma de los 90, junto a algunos como Gianfranco Zola o Tomas Brolin, o en el Newcastle de Shearer y Ginola. Octopus, como le llamaban en Inglaterra por su peculiar forma de moverse, fue uno de los más grandes futbolistas de la historia de Colombia -para mí el mejor ‘cafetero’ de todos los tiempos, incluso por delante del ‘Pibe’ Valderrama, y de quién sea- y era uno de esos jugadores que reclamaban la atención tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. En la cancha, era un delantero singular. A pesar de que la altura no le acompañaba (1.78 m), en el juego aéreo era de los mejores; siempre se las ingeniaba para mandar a la red ese balón proveniente de alguna de las bandas del Ennio Tardini o de St. James Park. Cuando la bola estaba en el suelo, tampoco era cojo; era veloz, tenía regate y desborde y nunca sabías por dónde te iba a salir. El "Tino" dice que su mejor gol fue el de tiro libre con el que le quitó el invicto al Milán en el 93. El gran tanto que le marcó al Milan de Capello, que sirvió para derrumbar la histórica marca que el cuadro rossonero había establecido en Italia: 58 partidos sin perder hasta que el ‘Tino’ convirtió aquel tiro libre.
750) this.width=750" border=0>Faustino Asprilla, tal cual es. [3] Faustino Hernán Asprilla Hinestroza, el mayor ídolo deportivo de la historia de Tuluá, el ex alumno más famoso de doña María Helena, el niño consentido de José Manuel de los Ríos, nació el 10 de noviembre de 1969 en un hospital del Instituto de Seguros Sociales, mientras su padre cortaba caña en el Ingenio Río Paila.
750) this.width=750" border=0>Hasta los 18 años, jugó en la Selección Tuluá, después de ser descubierto por Gilberto Román en unas Olimpíadas del Barrio Popular: él era del barrio San Antonio, pero hicieron una excepción para que jugara junto a sus amigos, más allá de los riesgos de roces entre una barriada de clase media el Popular y una de clase pobre el San Antonio. Descolló, por supuesto, y así inició un recorrido que lo llevó al Alianza, al Arroz Andes y al Estudiantes, donde fue ignorado por su técnico... Después llegó lo de la Selección Tuluá. Allí no tenía una gran relación con sus compañeros. Muy seguro de sí mismo, los criticaba en pleno partido: Ustedes no pueden jugar, yo me voy... , les decía. El técnico Román hacía malabarismos para que no lo mataran. Y él mismo, una vez, lo sufrió en carne propia: para ver cómo funcionaba el conjunto sin Asprilla que por nada del mundo abandonaba la camiseta número diez, lo sacó del equipo en un amistoso. A los diez minutos, Tino estaba en la tribuna desnudo, protestando por su salida... Después, llegó el Cúcuta Deportivo, el Nacional de Medellín, y aquella selección Sub-23, que desde el Preolímpico de Asunción lo lanzó a la fama y al Calcio... Porque su historia y sus anécdotas siguieron en Parma.
750) this.width=750" border=0>Apenas llegado a la ciudad italiana, Tino ya despertaba curiosidad por su particular filosofía de vida. Haga buena letra, fue la frase con la que lo recibió el técnico Nevio Scala. Pero el colombiano no podía con su genio. La noche parmesana lo tentaba. Entonces no resultaba extraño encontrarlo en cualquier pub de los pocos que existen en la ciudad, tomando algunos chops de cerveza y manoteándoles el micrófono a los ocasionales cantantes del lugar para brindar un concierto de salsas y cumbias. Los compañeros recuerdan, divertidos, aquel baño que (fuera de programa) se dio en Suecia, en el lago cercano al Romantik Hotel de Degerfors, el día del partido por la Recopa. Antes de partir hacia el estadio, le vinieron ganas de dar una vuelta en barco y le pidió a su compañero Gigi Apolloni (que después de la partida de Marco Osio se convirtió en su amigo del alma) que lo acompañara. En el momento de volver, mientras Apolloni subía al puente que lo unía a la tierra, Asprilla intentó una última observación del bosque desde el lago, perdió el equilibrio y... cayó al agua. Salió rápidamente y corrió a su habitación, temiendo que el entrenador Nevio Scala lo viera todo mojado. Cinco minutos después ya estaba cambiado, listo para salir hacia el estadio. En el bus se reía como un loco. Y sólo Apolloni entendía el porqué. El presidente del Parma, Giorgio Pedraneschi, recuerda que cuando tenía la pierna enyesada manejaba lo mismo la moto, con la gorrita y los anteojos sobre la cabeza. El arquero Marco Ballotta jura haberlo visto una noche mientras conducía su auto y filmaba negocios con su videocámara. Ballota reconoció el BMW porque Tino, tan negro, de noche es visible solo si se ríe. Le gusta ir de pesca. Y es feliz cuando Zola lo invita a Sardegna sobre el bimotor Andre e Martina para hacer una expedición de pesca de altura. Zola, creyendo que le agradaría, le preparó un almuerzo rápido a base de aragoste, pero él lo rechazó: Me gusta más el escualo. Lo como siempre en Colombia; por eso soy así de fuerte. Con Zola bromea siempre sobre la altura y en el mar les dice a los compañeros: Muchachos, es necesario ir donde hay un metro de agua, si no, Gianfranco no toca. Pero bromea también sobre su piel: Por suerte hay buen sol, así me bronceo... Su amargura fue no haberse inscrito para la universidad, como deseaba el padre, que soñaba para él un puesto seguro. Ahora Tino ayuda a toda la familia. Papá Diego, de 60 años, está jubilado y se presenta igual todos los días en la hacienda de De los Ríos, pero sólo para saludar a los amigos. Tino era muy apegado a la madre, Marcela Hinestroza de Asprilla, que murió en mayo pasado por un tumor en el páncreas. Una mujer espléndida, dedicada a la casa, para criar a los siete hijos. Con los primeros sueldos, Asprilla hizo revestir de mármol la casa de Tuluá y después construyó también la piscina. Cuando llegó a Italia, había sacado hacía muy poco tiempo el registro de conducir y la policía estuvo más de una vez a punto de sacárselo. En el verano de 1992, tuvo cinco accidentes, uno detrás del otro. En Parma lo llamaban el Rompeautos , y ninguna agencia quería asegurarlo más. Un día dejó por dos días el BMW 300 delante de un semáforo. Otra vez encaró una calle de una sola vía... por el lado contrario. Ahora asegura que se convirtió en un automovilista modelo. Sex simbol. [4]
750) this.width=750" border=0>El mito no comenzó porque Faustino Asprilla era negro, o alto, o atractivo o famoso. Empezó el día en que una fotógrafa ("si no estoy mal, era una mujer" ) disparó su cámara al hombre que llevaba el balón. El resultado fue una foto del Tino con su miembro asomándose rebelde a través de los pliegues de la pantaloneta azul del uniforme de la Selección. "Ese día después del partido yo viajaba para Cali; en Parma te dan calzoncillos con bicicleteros, pero en la Selección Colombia no se utilizaba eso. Los pantaloncillos los ponía uno, pero los jugadores normalmente usaban pantalonetas de baño en los partidos. Como yo había mandado mi maleta para el aeropuerto, no quise ensuciar los pantaloncillos y como la pantaloneta era larga, me la puse sin calzoncillos y a medida que corría se me subía", explica Asprilla. Cuando surgió la idea de hacer una SoHo Mujeres y comenzaron a barajarse nombres para que aparecieran en la edición, solo uno resultaba lo suficientemente atractivo. Asprilla tenía esa mezcla de humor, de fama y de belleza, sumada a la famosa imagen que aún se nos viene a la cabeza cuando hablamos de un hombre bien dotado. El problema era entonces que aceptara. Asprilla es el primer hombre en hacer un desnudo frontal en una revista en Colombia. Sin taparse con balones, con sombreros, con las manos, o con todo lo que se cubre la humanidad de los otros que han osado quitarse la ropa para no mostrar nada. Fausto recibió la propuesta con una sonrisa, quién sabe si de nervios o de burla. Prometió pensar y se retiró en prudente silencio a su finca en Tuluá para digerirlo. Al final aceptó con algo de timidez, pero se fue envalentonando y cuando salió de maquillaje, ya no había duda de lo que vendría.
750) this.width=750" border=0>"Estoy buscando novia", anunció antes de entrar a la sesión de fotos. Con la última había terminado porque, según él, era muy mal novio. Los requisitos no son nada del otro mundo. Tiene que ser bonita, grande y consentidora. También tiene que estar dispuesta a viajar con él una vez al año a Italia y salir de vez en cuando de parranda. A cambio, obtendrá el premio de uno de los más famosos miembros de Colombia."No es tan grande tampoco", miente Asprilla y entra en el estudio, donde lo esperan un par de alas negras. "Si querían que me viera como un ángel se jodieron —dice—. Me veo como un chulo".


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